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1.4.12

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Dieciocho años sin escuchar nada nuevo.
Todo lo que oigo pretende en mi un cambio,
y estoy manipulado como el petróleo.
En mi esencia, mi salvación y mi desenturbamiento.
Dieciocho años, año cero.

A despegarme de todo, y a utilizar mi criterio
estoy condenado, pero lo bueno es el callo
por mi alma tallado ante el sufrimiento,
y disfruto cada peldaño de amor,
de sabiduría y de control.

Ahora estoy en lo más alto
pues sé que soy el mejor
a la hora de imaginar mi destino.

Mis enemigos se definen solos ante mis ojos
y a mis amigos los elijo yo.
El lugar o el modo no importan demasiado,
solo mi claridad de pensamiento
y seguridad de que mi acto es certero.
Todo esto ya lo tengo.

Carezco de liviandad, como el viento,
pero de contundencia, no.
Esa adquisición será la mejor,
no si antes soy polvo:
mi única opción de relajación mayor.

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