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31.7.11

La carretera

El relieve de las chinas
adheridas con petróleo pestilente,
cálida oscuridad de color,
por el sol, todo el día
expuesta a él, está
la carretera delimitada.

La velocidad de las franjas
amarillas o blancas,
y el aroma que flota,
suavizado con mi tabaco,
es denso y tóxico;
se queda incrustado
en las paredes nasales.

El negro atrae el calor,
y el sofoco es mayor,
es el lugar perfecto
para poder disfrutar
con una chati
sentados allí,
sin decir nada.

-Me encanta
el olor a napalm
por la mañana.

Si no es en coche
y con la ventanilla
cerrada hasta arriba,
yo no escribo
de esta mierda
en la vida.

Me encanta restregar
mi mejilla por el asfalto,
así sé si estoy afeitado.

Irónicos palabros,
que comparando
con el campo,
no hay nada mejor.

Ni el Lenio,
con uno entre los dedos,
habla mejor que yo.

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