Visitas

15.7.11

Escribir

Quiero rodearme de un buen después,
Fabricándome un buen antes,
para más tarde,
así que me acuesto y escribo.
Con la manta hasta el flequillo,
dormidos ya los pies cansados,
duros y cálidos, por mis paseos rutinarios,
tapándome las sombras
y acechando el aire frío;
de mi muerte, si es hoy el día, estoy pensando.
Músculos relajados como cuerpo
tengo en esta dimensión.
Tu llora lo que quieras que a mi eso me ocupa
poco tiempo de preocupación.
Mis ojos cerrados y mis labios
muevo al son de mis latidos,
mis huevos sueltos y peludos
proporcionan real evasión,
y el silencio me transporta
a mi escritorio imaginario.
Ahora que sabes que no soy tonto
sigamos caminando, decide tú el futuro
de nuestra relación, ya seas mi contiguo
o un público costoso de convencimiento.
Porque ahora sólo quiero visitas en mi blog,
estoy descansando, pero si fuera el bolsillo
lo que me jugara con la escritura,
futuro sudor facial, y esfuerzo continuo
y placentero, auguro yo.
Orgulloso de mis versos me encuentro en este momento
y todavía no estoy concentrado por completo.
Sólo yo discuto que sea fanfarrón o no.
Mi agonía en ser poderoso me fuerza
a un entrenamiento de retroalimentación
perpetuo y también placentero,
para salir sin rasguño y victorioso,
como la cerveza, como en el vuelo
de los pájaros; necesario en este mundo,
es tener alas: las mías son de veinte metros
y eso provoca la gran dificultad del verso.
Con ellas sobrevuelo el suelo y planeo
sobre vosotros un plan de ataque masivo.
Yo redacto para alargar el tiempo
del estado de ánimo óptimo,
que puedo encontrar de vez en cuando,
en cada momento, pero aprovecho
y descargo los voltios acumulados,
que de entre otros tantos, estos son
los que no desecho, los que selecciono
de lo que escribo.

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