Visitas

8.3.12

El sabor de la vida

Me gusta el mantecado
en el cielo del paladar
o el rosco de vino,
uno de ellos me basta,
pero algo por lo menos
que llebar a la boca;
buena compañía veloz en regenerarte
y algo de droga también para la boca.
Un trozo de abecrem,
un cigarro, un cafelito,
o un trozo de pastel;
si no puedo ir a ver
las vías del tren o la tele:
esto es lo único que necesito.
Ahora iniciaré mi viaje.
Porque con esto yo logro
llegar a la superficie
y tomar una de aire fresco
bocana sabrosa y libre.
He descifrado mi designio:
ya que estoy aqui
y mi meta localicé,
provisionalmente sobre la marcha,
me estará dentro perfilando.
La precisión de mi lexo
como nexo de nutrición social.
La sociedad catapún,
el sistema se clava
cual chincheta el la nuca
hasta la médula
y se los fu-!
man todo los ricos;
los del bolsillo lleno
de conspiración y odio.
Bueno, no pasa nada:
me fumo un wakala
de marihuana
y hasta mañana.
Pum! despierta ya es mañana,
olvida tu resaca y tus pocas ganas
de explotar tu potencial
de dolor muscular y mental
real como la pasta.
Pasta pasta pasta.
El dinero pasa de boca en boca
cual fideo de espaguetti
largo como la astilla incada
y sabroso como la pasta
dentro de la boca.
Pum! todos sufren, todo se colapsa:
catapúm: los ricos matan,
o te agarran por las pelotas
de tu propio cerebro.
Apáñatelas como puedas:
ese parece ser el viaje, camarada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario