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8.3.12

Me gusta el rap

Me empezo a gustar el rap
cuando empece a comprenderlo,
me encantaba escuchalo
hasta que quise escribir.
Entendí que al público me debo,
y que tenía que tranmitirles
mis corridas mentales.
Por lo tanto, al meditarlo
comprendí que era yo
el más apropiado
para ese propósito,
mi ayazgo:
amar al rap
como el que más,
o más:
Criar el arbol del que madera sacar,
para crear el arca de mi inundación mental,
y navegar hata topar con tierra:
la tierra de la dimensión del rap.
Izad el ancla y empezar a escalar,
por la escalera del cielo;
el coco me va a estallar
si los peldaños no dejan de vaciar
al escalar por todos ellos
el vodka dentro
de mi cubata
que vacío está ya;
tendré que bajar.
Hay que rellenar,
y huracanes y tempestades
vuelven a tu cabeza,
por que para los borrachos,
escribiendo me encuetro,
y vosotros escuchando.
Saben que sí,
que está,
que estoy dentro de ellos
como el vodka de sus venas
que va a explotar
dentro de mis colegas
y nuestras compañías,
porque para los fumetas
también voy a hablar,
por que yo soy un fumeta,
es más, me encanta fumar,
y también liar, quemar, plantar, pellizcar, redondear, colocar,
oler la marihuana crujientosa, sabrosa;
aspirar.
Papel, cartón, marihuana, pellizco y ya está,
comiendo pipas con victoria, la malagueña,
en el banco del templo, con mi amada brisa
fría como el hielo imbernal de la ladera
de mi porro que se derrumba
por cada calada.
Mis migaderas de tabaco
y grasa putrefacta de marihuana,
dar un trago, y a pasear.
Abrazar a mi colega,
despedirlo,
dormir en casa, en la cama,
con el cuerpo horizontal,
el cenicero cerca,
y las ventanas abiertas
hasta el último día
de mis vacaciones de navidad:
la fecha que yo elija.
Trabajar más en el rap, y ganar;
también currar para ganar dinero
para gomas de borrar,
que se necesitan para dibujar,
y corregir las incorrectas líneas
de la puta vida;
follármela,
comérmela con mermelada,
y hasta luego lucas,
hasta mañana.
El ritmo no se puede separar de mis ganas
no se desprende de mi y me obliga a continuar,
las vibraciones de mi pecho me atraen cual magnética
rima de rap que fluye por el micro y diluye mi habilidad
en vuestra más preciada medicina de verdadera calidad.
Las gotas que brotan de mi cerebro al estrujar mi esponja hiphopera
son encotradas por mi identidad:
mi cabeza nunca cesa de buscar
rapido y veloz.
Le gusta ver hasta donde puede llegar
cada vez que ebarca en el arca de madera
de la marea de mi estilo al rimar.
Mi objetivo es mi acción
y gozo complaciéndoos
con sonoros impuslos eléctricos
muy bonitos
y que gracias al micro,
llegan más lejos.
Mi objetivo es complejo,
es el infinito:
mi tiempo,
el tiempo que realmente estoy dentro de vosotros:
el de frente a frente con los versos,
que al hidrógeno del viento
adheridos, os lanzo:
recojedlos.

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