Son mi cuerpo y mi mente
los que enseñan a mi alma
cómo tratar las ideas,
así mis movimientos
y mis cábalas
son mi patrimonio,
y las personas,
mis vaporosas compañías.
Mis polvos, energía,
y la comida,
como cigarros y bebidas,
ruptura hardcore
de la monotonía.
No me creo ni yo
mis artimañas aburridas
para no morirme nunca:
son mentira,
pero cuento con ellas.
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