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3.4.12

4

La jaula de mis dientes
para mi lengua
me recuerda que lo inerte
es mi hogar
y mi cuerpo, la herramienta.
De ahí fuera solo brotan
infinidad de ideas
y tengo que formar mi criterio
para adoptar unas
más que otras.
Las personas conectan
al amor con las cosas,
lo terrenal con el espíritu,
y solo creo en mí
como deberías hacer tú.
Todos lo hacen así:
comprando con su sufrir
un cariño perdido
al final del laberinto
infinito:
nuestra jaula comunitaria,
la de todos.
Infinitos senderos intrincados
con sendas salidas
carentes de certeza.
En estas,
malos bichos y alimañas
hacen del enemigo
la maldad, en su esencia,
formándola,
solo en la mente de los demás.
Sonrisas de puertas abiertas
son irónicas caricias
o buenas transmisiones del pensar,
pues mi energía vital
comparto con el prógimo
solo si se hace amigo;
así mi amor vale tanto
como sendos incondicionales recibo,
besos de cada individuo querido.
Me acomplejo o admiro
si es preciso:
dominio el odio y el cariño
que me tengo
y venzo con versos perfectos
los de antaño, míos.
De mi habilidad me sirvo
porque la poseo
a la hora del discurso
por la orilla lo paseo
y te lo transmito
solo si te lo enseño,
saluda al maestro.

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